Seguramente has visto o escuchado sobre personas que, en medio de un culto, entran en un estado intenso de emoción, comienzan a moverse sin control y hablan en un lenguaje extraño. Para muchos, esto es una prueba de que están “llenos del Espíritu Santo”. Pero, ¿y si te digo que la ciencia tiene su propia explicación para este fenómeno? 🤔

¿Qué pasa en el cerebro durante el éxtasis religioso?
Imagina que tu cerebro es como una ciudad: algunas zonas se iluminan más que otras según lo que estés viviendo. Cuando alguien experimenta lo que en la iglesia llaman “llenarse del Espíritu Santo”, las áreas que controlan la razón y el autocontrol (en el lóbulo frontal) se apagan un poco, mientras que las que manejan las emociones (el sistema límbico) se encienden con fuerza. Esto genera una sensación de “soltar el control” y dejarse llevar por la experiencia.
¿Por qué el lóbulo frontal se apaga en estos estados?
El lóbulo frontal es el encargado de mantenernos “con los pies en la tierra”. Pero durante un trance religioso, estudios han mostrado que su actividad baja considerablemente. Eso significa que la persona siente menos control consciente, lo que facilita entregarse por completo a la experiencia espiritual. 🌌
¿Qué tiene que ver el sistema límbico con la fe?
El sistema límbico es la parte del cerebro donde se gestionan las emociones intensas. Durante estos estados, la amígdala y el hipotálamo trabajan a toda máquina, produciendo sensaciones de euforia, paz profunda o incluso llanto. Es como si el cuerpo y la mente se sumergieran en una montaña rusa emocional… pero sin moverse del lugar.

¿Por qué se habla en lenguas o glosolalia?
Durante estos episodios, el área de Broca (responsable de generar lenguaje estructurado) se desacelera. El resultado: sonidos que no siguen reglas lingüísticas, pero que fluyen de forma automática. No es un idioma aprendido, sino una producción espontánea ligada al trance. 🗣️
¿Qué le pasa al cuerpo durante un trance religioso?
No solo la mente cambia, el cuerpo también responde. Hay un aumento en la adrenalina, lo que acelera el corazón, la respiración y provoca sudoración. Los movimientos involuntarios ocurren porque las áreas motoras se desconectan parcialmente del control consciente. Además, la liberación de dopamina y endorfinas crea una sensación de bienestar que puede ser tan intensa como la provocada por ciertas drogas o momentos de felicidad extrema.
¿Es algo espiritual o una reacción psicológica?
La psicología sugiere que este fenómeno puede explicarse como un estado alterado de conciencia. Factores como la sugestión colectiva (ver a otros hacerlo y unirse al comportamiento), la autosugestión (la convicción personal de que ocurrirá) y los estados disociativos (desconexión parcial de la realidad) son claves para entenderlo. En un ambiente cargado de emoción y fe, el cerebro responde en consecuencia. 🙌
Entonces… ¿es real o no?

La experiencia es real para quien la vive, aunque su origen no necesariamente sea sobrenatural. La neurociencia y la psicología explican que el éxtasis religioso surge de la interacción entre creencias, contexto social y reacciones químicas en el cerebro. Comprenderlo desde la ciencia no le quita valor emocional, pero sí nos ayuda a verlo desde otra perspectiva.
En definitiva, “llenarse del Espíritu Santo” puede ser tan humano como divino, dependiendo de quién lo mire. Lo fascinante es que, sea cual sea la explicación, es una de las formas más intensas en que las personas pueden conectar con lo que consideran sagrado. ✨